domingo, 9 de noviembre de 2014



Se muerde los labios sin darse cuenta de ello, no pensó que fuera algo provocativo. Se arregla el cabello en 5 minutos, quizá menos. No creía que cualquiera se daba cuenta. Se dejaba crecer las uñas porque le gustaba verlas pintadas, no creyó que rasgarle la espalda a un hombre sería tan alucinante. Tenía una mirada seria y perdida, no le gustaba aparentar felicidad o tristeza, creía que nadie se daría cuenta de eso. Tenía ojeras, era casi imposible que durmiera antes de diez, aunque no tuviera motivo. Sólo no imaginó que después llegaría, llegaría un motivo para dormir tarde, alguien que se diera cuenta de todas y cada una de esas cosas, de que se arreglaba el cabello porque no quería que el suyo luciera común o tuviera la misma forma todo y cada día. De sus uñas pintadas con colores opacos, oscuros. De su escondida sonrisa. Llegó alguien para sujetarle la mano, la cintura y el alma. Llegaste tú.

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